Si hace unos días hablábamos de ideas disparatadas para lograr clientes, parece ser que también hay gente que desea a toda costa deshacerse de ellos. No le irán tan mal las cosas cuando se permite el lujo de hacer semejante barrida de clientela.
El dueño del motel Supreme Motor Lodge, Steve Donnelly, en Nueva Zelanda, ha levantado la polémica al prohibir la entrada a su establecimiento a todos aquellos residentes de Wainuiomata, muy próxima a Wellington.
El hotelero, de origen australiano, se ha negado a admitir al grupo de neozelandeses en su motel porque asegura que la ciudad de la que proviene está llena de alborotadores y no quiere que las instalaciones sufran daños mientras se hospeden en él. Los neozelandeses han rechazado esta medida y han tachado de torpe a Donnelly.
Varios medios de comunicación se han pronunciado al respecto e, incluso, uno de los políticos de la región ha manifestado su rechazo ante la medida. A lo que el hotelero ha contestado que se siente muy desprotegido y que el hecho de ser australiano no ha influido para nada en su decisión.
Quizá ser australiano no sea motivo de sospecha, pero más desprotegidos deben sentirse los ciudadanos de esa ciudad neozelandesa a los que no se les permite hospedarse en ese motel.
Fuente:
Entradas
0 comentarios:
Publicar un comentario